Diego Alatriste
No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente. Se llamaba Diego Alatriste y Tenorio, y había luchado como soldado de los tercios
viejos
en las guerras de Flandes
. Cuando lo conocí malvivía en
Madrid, alquilándose por cuatro maravedís
en trabajos
de otros que no tenían la destreza o los arrestos para solventar sus propias querellas. Ya saben: un marido cornudo porpoco lustre, a menudo en calidad de espadachín por cuenta
aquí, un pleito o una herencia dudosa por allá, deudas de juego pagadas a medias y algunos etcéteras más. Ahora es fácil criticar eso; pero en aquellos tiempos la capital de las Españas era un lugar donde la vida había que buscársela a salto de mata, en una esquina, entre el brillo de dos aceros.El capitán Alatriste, de Arturo Pérez Reverte.
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