lunes, 29 de marzo de 2021

La bufanda y el vino.

 


La Yaya no sabía de amores intangibles. 

Ella quería a golpe de tableta de chocolate, libertades de merengue y abrazos de batín. 

Le costaba entender mi extraña devoción por la Real, pero tejió mi primera bufanda blaquiazul, y encargó esta botella en el horno de la Consuelo, siempre a la vanguardia de los productos personalizados. 

Aquel David con pelo y en escala de grises, todavía soñaba en color.

Veinticinco años después, he aprendido a soñar en blanco y negro, aunque trato de respirar, de vez en cuando, en colores vivos.

Me quedan, ya, pocas verdades sin caducar, pocos misterios por resolver. 

Uno de ellos habita dentro de esta botella: 

¿A qué demonios sabrá el vino?

Este sábado, posiblemente, lo descubra, Yaya. 

Aúpa la Real.

#Microcuento #MiFinalDeCopa